EL JURAMENTO Y LA RECOMPENSA

COLECCIÓN DE RAROS Y EXQUISITOS
CYDNO DE MYTILENE
LAS CANCIONES LESBIANAS
PRIMER FRAGMENTO pag. 23-27

Inopinadamente, un soldado turco nos ha provocado exhibiendo su Príapo de toro. Pero nosotras hemos desdeñado a este bárbaro de torpe mirada, y hemos seguido haciendo proyectos para el futuro, mientras subimos la colina.

Las doce discípulas más jóvenes abren y cierran la marcha, enlazadas por parejas.

Mientras mi mano derecha acaricia el tesoro rubio de Deyanira y mi izquierda los senos de Berencie, exclamo con voz grave, contemplando la luna:

“! Adoremos a Safo, Nuestra Señora! Juremos permaneces inaccesibles al varón!

“Safo me inspira, y me oye: la divina Safo, coronada de violetas, nos suplica – Sao no exige – que conservemos nuestra virginidad.

“ Y si el ansia de ser traspasadas amorosamente, atormenta, por ventura, a algunas de vosotras, sabed, pequeñas mías, que en mi palacio de las Mujeres tengo exquisitos instrumentos que aliviarán vuestra dolencia: En el cajoncillo más recóndito de mi mesa de trabajo, reposa, largo, gordezuelo y elástico, del color del cinabrio, el “olisbo” que me regaló el padre Aristofáno (I). “Además, mis servidores cuidan de las caballerizas varios lustrosos borriquillos de El Cairo, cuyas gracias están enguirnaldadas derosas”

Deyanira se desvanece contra mi pecho palpitante.

Berenice obliga a descender el índice de mi manos izquierda.

Continúo:

“El culto de Safo nos dará la felicidad. Mientras veamos la luz, mientras respiresmos el aire saludable de nuestra Lesbos natal, gocemos sus delicados entretenimientos, sobre los blandos almohadones, entre las sedas y la muselinas francesas.

(I) El padre aristifono, sacerdote dl rito griego, conocía a cydno desde que, en la pubertad, la tuvo en su Sanatorio de la isla de Rodas. Con cydno mantuvo siempre amistad fraterna, y era quien proveía en todo momento de “olisbos” y otros instrumentos recocijantes, y sobre todo, quien, valido de sus influencia en el mundo de las personas normales, le enviaba constantemente nuevas adeptas a sus Palacios de placer a cydno.

“Juremos,hijas mias! Y Después, demos al viento el olvido el miedo a envejecer, las inquietudes, los pesares, bebiendo el vino de Chipre, en la terreza, frente al mar”

Regresamos.

Ya en la casa, mis alumnas se arrodillan en torno mío, sobre la hierba aterciopelada de mi parque.

Unicamente yo permanezco de pie. Mis ojos verdes no se apartan de la luna , de oro sobre el otero.

Entonces solemnemente profiero la fómula sagrada del juramento:

“¿ Safo, décima musa, sublime y tierna! Jurmamos pertenecerte y seguir fieles a tu religión, hasta la muerte!

Mis educandas, obedientes, formando un coro encantador, repiten mis palabras:

¡Oh safo, décima musa, la sublime, la tierna! Profesamos tu religión y moriré mos en ella”

Cydno les debe una recompesa. Comovida, ordeno:

¡”De pie, y desnudas”!

Cuando han cumplido mi mandato, me arrodillo a mi vez, por un momento, ante cada una de ellas, y voluptuosamentem confundo mi aliento con el de sus nidos intactos.

Comentarios

Freaka dijo…
el ultimo parrafo suena tan intenso... gracias vaquita por deleitarme con cydno

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