NUPCIAS

COLECCIÓN DE RAROS Y EXQUISITOS
CYDNO DE MYTILENE
LAS CANCIONES LESBIANAS
pag. 35-38

Une tan particular amistad a la rubia Antígona y la morena Polyxena, que he resuelto consagrar definitivamente esta cópula ininterrumpida.

La ceremonia se celebra a estilo antiguo pero sin el menor prurito de exactitud. Seamos artistas, pero no arqueólogos. Mi fantasía dirige el protocolo, en el Palacio Sáfico.

Polyxena, coronada de violetas, desempeña solemnemente su papel varonil, sentada en la Gran Sala del Amor, sobre el trono de los misterios.

Las paraninfas le llevan a su Antígona, a la luz de los hachones, y al dulce son de las flautas y cítaras.

El anillo de desposada luce un rubí índico, extremadamente vivo, que es una alusión harto significativa al acto que va a realizarse.

Safo, nuestra inspiradora, y el gran Pan, son los únicos dioses que adoramos, y ellos no quieren inmolaciones cruentas. Así pues, me limito a ofrecerles algunas estrofas que he compuesto recientemente, y que entono en tanto que mis alumnas desnudan y bañan a las novias, perfumándolas… y haciendo, de paso, alguna pequeña trampa libertina en sus cuerpos, que esperan el Himeneo.

Luego, todas desnudas y fragantes, nos sentamos al banquete de la boda. Yo veo, yo oigo a safo misma p, copera encantadora, que, invisible para los demás, escancia vino de Cypre a Polyxena y Antígona, murmurándoles risueña:¡Que seas muy felices!

A los postres, brindamos por los senos de Antígona, la blonda esposa y por el envite magnífico que caracteriza a Polyxena, la morena.

Luego conducimos enlazada a la pareja hacia la cámara nupcial, y en la puerta parodiamos el juego tradicional de la defensa y el rapto: Deyanira y su grupo de amigas fingen enamorarse de Antígona. Polyxena, alentada por el esfuerzo de sus adictas, repele el ataque. SE entabla la lucha. La mayoría de las combatientes siéntese dos o tres veces poseída por el espamo lesbiano, en la incruenta zalagarda.

Por último Polyxena, victoriosa, se encierra con su Antígona en la alcoba, colocando a la puerta, de centinela , a una esclava negra de horroroso semblante.

Entonamos un epitalamo de secular estilo.

Un grito nos interrumpe: Es Antígona

A la que no sabemos que habrá podido hacerle su poseedora para que represente tan quejumbrosamente su papel de desposada…

Comentarios

Freaka dijo…
ya lo rextrañaba... es buenoo jejeje

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