
Fragmento el pensamiento común
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Revista desnudarse, agosto del 2000
Dra. Anabel Ochoa.
Las lesbianas irritan y erotizan a hombres y mujeres. Por un lado parecen un prodigio del erotismo que incita en lo íntimo a todos. Ellas se sueñan en secreto involucradas en la escena. Ellos fantasean con llegar en medio y variarlo todo. Pero en realidad de la doble mascara es que las lesbianas son negadas y perseguidas como intolerables, con más estigma que cualquier otra minoría sexual.
A los hombres heterosexuales no hay nada que les fascine más que pensar o ver la escena erótica entre dos mujeres. Parece que sueñan llegar entre dos estúpidas ignorantes y despistadas que no tienen lo verdadero, lo suyo, su falo, y que tal vez al descubrirlo se traicionan y pelean por él mismo, de modo que lo convierten en protagonista, el rey llegó, el salvador.
Pero fuera de la calentura a los hombres les molesta que las mujeres se resuelvan entre ellas y los nieguen como si no fueran necesarios- entonces, al olvidar la excitación las insultan y las marginan. Las mujeres heterosexuales por su parte no saben ni qué pensar, a veces tiene miedo imaginario y pánico de actuación de que una lesbiana las salude de beso como si fueran a ser violadas; todo ello mientras viven en un mundo agresivo en verdad donde el macho te viola en el pesero; todo ello – digo. Mientras que jamás aparece en los ecos de nota roja mujer alguna que usurpe el cuerpo de otra sin pedir permiso.
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